Su amada y riesgosa rutina
Por: Verónica Agudelo y Ricardo Barrera
De las 24 horas del día, dedican unas pocas a montar en Bicicleta.
A los 18 años su rutina es la misma desde que valido el bachillerato, pues el colegio no lo soportaba más, y su cucha se la tenía atizada. Se despierta a las 10 de la mañana con la tradicional cantaleta de su abuela, la cual en tono serio pero no muy alto por la edad, le reclama su vagancia.
“Flecha” no le contesta a la cucha mayor por cariño, solo obedece para que deje la cantaleta. Acto seguido se baña se pone su percha y sale a comprar el diario para la casa, su abuela sabe la cantidad de dinero que debe darle pues antes las devueltas nunca llegaban. A eso del medio día después del almuerzo sale a recoger su bici donde el parcero, pues en la casa dicen que eso es una máquina del demonio. La mamá de nuestro protagonista no vive en el país. Ella hace parte de las miles de madres solteras que viajó a otro país en busca de un mejor futuro para su familia. Hace un año de dejaron de dar la mesada a “Flecha”, las amistades del barrio Palenque de La Ceja Antioquia no son las más sanas, y el desocupe y el bolsillo lleno fueron el camino a las drogas y las malas mañas.
La comida y el techo no le faltan, eso no se lo niegan, pero en cada conversación por Skype con su señora madre desde el CyberCafé del barrio, recibe su dosis de chancleta virtual, y el solo contesta con un “Cucha téngame fe, que yo voy a ser grande”. Paso seguido la madre se tapa los ajos y cierra la sesión.
El reloj marca las 3 de la tarde del miércoles 5 de abril de 2016, Flecha tiene plazo hasta mitad de año para escoger que rumbo va a tomar su vida, pues en esa fecha tiene que definir su situación militar. Se acomoda la de los Dolfins y sale en su Bici buscar al combo.
La Bici: Bicicleta que otrora tenia características de una bicicleta normal, hoy modificada artesanalmente. El manubrio es ancho y pegado a las barras delanteras, acompañado por unas pesas para dar estabilidad, las cuales fueron soldadas a la verraca, una barra hidráulica hace las veces de estabilizador, aunque dudo mucho que sirva. Las llantas son gruesas y el sillín es una tabla con relleno, la pintura “metalizada” le da un toque moderno, no tiene frenos, los pedales son pequeños, y tiene unos tacos en la parte trasera para poder tener “aerodinámica en la bajada”
A vuelo de pájaro es un aparato poco confiable para la misión que tiene a continuación.
3 veces por semana se reúnen en la variante de La Ceja para esperar buses o camiones y poder engancharse con un gancho y un elástico, y así poder iniciar el ascenso al alto para luego descender a La Ceja a velocidades que pasan los 80 Kilómetros por hora. Cuando están a punto, hacen el descenso por Palmas, hasta San Diego.
Esta es la única actividad cero formal que realiza “Flecha”, al preguntarle por el estudio y que quiere de su vida a corto o largo plazo, se queda mirando la llanta de la bicicleta girar y responde: “Vea cucho, cual futuro, cual estudio si este país es una mierda, en junio que defina la cosa esa militar miro que hago… a lo mejor me lleva y hasta ese día hago lo que me da la gana. Pero si me salvo seguiré en mi parche sin que me azaren”
Son las 9 de la noche, ya ha bajado 3 veces del alto y está cansado, casi se sale de una curva, poco a poco se van retirando del parche los del combo.
Le pregunto qué va a hacer al otro día, y me contesta: “Cucho lo mismo de todos los días, nada y montar en la maquina” hace un año me gradué de la validación y estoy pasando muy bueno. Me atrevo a decirle, si no le gustaría entrar al SENA. Y la respuesta es contundente, “A que HIJUEPUTAS me voy a meter allá, a que me chimbien la vida, no parce, déjeme sano, acá con el combo no falta el porro y el salchichón para la gurbia y en la casa duermo y me doy los tres golpes”.
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