Como trastos viejos son arrinconados y dejados a su suerte
El abandono a los ancianos es una problemática actual que están padeciendo los adultos mayores de 60 años, debido a la dificultad e incapacidad que tienen de producir ingresos para su manutención.
Por: Melissa Suárez Roldán y Juan Camilo Maya Ortiz
Medellín, 15 de noviembre del 2016
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Medellín, Bogotá y Santander son las ciudades con más adultos mayores en situación de abandono.
En una sociedad en donde lo que prevalece es el dinero, se han venido dejando de lado a aquellos que no pueden valerse por sí mismos, obligándolos a vivir en la calle en extrema pobreza o en centros hospitalarios donde la falta de personal y voluntarios hacen difícil la supervivencia.
Con rostros tristes y apagados despiertan cada día los inquilinos de los ancianatos, lugares en los que viven adultos mayores que fueron abandonados por sus familias, olvidando incluso, la última vez que los vieron y sintiendo sentimientos de apatía y rechazo por ellos, pues no comprenden la situación que los llevó a optar por dejarlos allí.
Según la Alcaldía de Medellín, cinco adultos mayores son abandonados por sus familias semanalmente en la ciudad, es decir, 260 anualmente son dejados a su suerte en la calle y en hospitales.
Una de las razones por las que son abandonados es por la pobreza, la cual lleva a algunas de las familias en situación precaria a tener que llevarlos a los ancianatos, pues los medicamentos que estos suelen necesitar tienen un elevado costo y no tienen cómo cubrirlos.
No obstante, la situación que se vive en estos centros no es muy alentador. Carlos Mario Usme, gerontólogo de la fundación El Hogar del Desvalido, manifiesta la necesidad de mayor personal en el lugar: “Nosotros solo tenemos dos auxiliares de enfermería, cuatro de gerontología, un gerontólogo y un trabajador social y eso para 83 personas, de las cuales al menos diez necesitan a alguien que los esté acompañando permanentemente porque tienen enfermedades mentales”.
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Carlos Mario Usme, gerontólogo de El Hogar del Desvalido, acompaña a los residentes de lunes a sábado. Los fines de semana no hay profesionales que realicen el acompañamiento a los adultos mayores.
Debido a la falta de personal, en ocasiones deben sacrificar la calidad de la atención prestada para poder estar pendientes también, de otros residentes. Santiago Charry, voluntario de la organización social Seres, considera que el servicio allí por parte del personal “es regular porque cuando hay algún abuelito enfermo se le toma como el deteriorado y al que hay que tenerle lástima, pero no trascienden de ahí; de hecho, a esos no se les escucha y si presenta algún problema lo encierran”. Escuche aquí el audio completo de la entrevista
Es de destacar que las quejas no solo son por parte de los voluntarios, también son de los residentes, quienes en medio del abandono requieren de funcionarios que los escuchen una y otra vez sin recriminación alguna, ya que “El trato respetuoso también supone que el personal no ponga en duda los comentarios realizados por los residentes o simplemente los considere como falsos o engañosos, sin otorgarles la importancia y la atención que requieren” (Blanca et al., 2012, p.218). (Lea También: Relación del cuidado que demandan las personas mayores en hogares para ancianos)
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Santiago Charry es voluntario de Seres hace 11 meses y su hobbie es ayudar especialmente a niños y ancianos.
Este centro hospitalario cuenta actualmente con una lista de 200 voluntarios, sin embargo, expresan la necesidad de hacer una depuración, ya que de esa cifra tan solo 10 participan activamente de actividades con ellos.
En un rincón del hogar
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El aislamiento y la exclusión del adulto mayor contribuyen a la pérdida de identidad familiar, que se construye por medio de sus historias y sabiduría adquirida con los años.
Son múltiples las historias que surgen diariamente a raíz del abandono al adulto mayor, el cual también es una forma de maltrato, así no sea reconocido como tal por las familias, quienes creen que solo se incluye en esta categoría el que se realiza físicamente.
Una de las principales razones que se asocian a esta problemática es el fin del ciclo de vida laboral, ya que es en este punto en donde estos pasan a ser responsabilidad de las familias, traduciéndose, en últimas, en el rompimiento de la relación, pues cada que comienzan a dirigirse a él lo hacen de manera despectiva y humillativa, generando en este sentimientos de tristeza y aislamiento.
Toda relación humana se compone de comunicación y afectividad, y estas son indispensables en todo núcleo familiar, pues son la base que permite estrechar los vínculos y hacer de esta relación una que es única e irreemplazable para el hombre.
“los niños según la teoría de aprendizaje social de f (1987, 1997, 2001), pueden aprender su relación con las demás personas observando modelos importantes como los de su familia, siendo esta considerada como primer medio social donde el niño va aprendiendo a resolver conflictos y a convivir con otras personas (Enciso y Lozano, 2011, p.84). Por esto, al ellos observar estas conductas en sus padres, tenderán a repetirlas, convirtiéndose este tipo de comportamientos en una cadena sin fin. (Lea También: Diferencias en actitudes y estrategias cognitivas sociales en jóvenes vinculados y no vinculados a programas de voluntariado)
Cuando el adulto mayor representa una carga económica para la familia este se ve doblegado a que su opinión nunca sea tenida en cuenta y si tiene varios hijos, puede ocurrir también, que deba empezar a rotar de casa en casa, siempre quedándose en “los rincones” con el fin de sentir que no le estorba a nadie, pues de por sí reconocen el esfuerzo que deben hacer estos para cubrir sus medicamentos y/o necesidades básicas.
Sin embargo, hay algunos que no corren con la misma “suerte” y deben migrar a centros hospitalarios, bien sea públicos o privados, en donde deben convivir con muchas personas, pues estos lugares, por lo general, se encuentran ocupados en su totalidad. A estos centros “como mínimo les hacen diariamente 20 llamadas para dejarles gente, bien sea porque no tienen cómo sostenerlos o porque ya les estorban en la casa”, explica Danna Mejía, directora del grupo social Seres. Escuche aquí el audio completo de la entrevista
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Danna Mejía, directora del grupo social Seres, de la Universidad Eafit.
Debido al gran número de residentes que están en estos lugares, se necesita de mayor personal de acompañamiento, por esto se hace necesario la ayuda de voluntarios, sin embargo, en las fundaciones para ancianos suelen ser escasos. Dada esta problemática, los estudiantes de Comunicación Social-Periodismo decidieron realizar una encuesta para conocer la cifra de personas que han realizado trabajo como voluntarios allí, encontrando que el dato no superaba al 10% y que la razón principal no era la falta de tiempo, sino la falta de interés.
Ayúdanos respondiendo para conocer el número de personas interesadas en ser angelitos para estos abuelos.
Colombia: un país que no valora a sus ancianos
Muchos colombianos anhelan llegar a ser adultos mayores y poder así gozar de su pensión tras haber trabajado durante toda su vida, sin embargo, Colombia es uno de los países con menos pensionados de Latinoamérica, pues solo 8 de cada 10 ancianos no tienen una pensión, pero esta problemática no solo afecta a nuestro país, en América Latina y el Caribe solo 45 de cada 100 trabajadores están afiliados a un plan de pensiones.
Al tener tan pocas oportunidades, algunos adultos mayores tratan de conseguir un empleo que les permita tener ingresos para sobrevivir, sin embargo, por su edad y las dificultades que esta trae, en muchos lugares los rechazan.
Además, el 10 % de los ancianos de la ciudad de Medellín se encuentran en extrema pobreza, gran parte de ellos tras ser abandonados por su familia tienen que recurrir a centros para el adulto mayor o simplemente se convierten en habitantes de calle. (Lea también: Un 10 % de adultos mayores de Medellín, en extrema pobreza).
En Medellín hay cerca de 316 mil habitantes mayores de 60 años, de los cuales solo 41.673 reciben subsidios por parte de El Estado, pero esto no es suficiente para sobrevivir, pues estos subsidios solo son de 151 mil pesos, los cuales en ocasiones no alcanzan a cubrir todas las necesidades de los ancianos de la ciudad.
Pero el problema no solo afecta a los ancianos, también a la gran mayoría de ancianatos que en ocasiones no cuentan con un grupo adecuado de profesionales para atender a los adultos mayores, pues en nuestro país y en el mundo hay escasez de estos.
Los voluntariados juveniles han sido de gran ayuda para alegrar y hacer la vida más fácil de los ancianos de la ciudad. Estos grupos de jóvenes con sus visitas buscan cambiar la rutina diaria de los ancianatos, donde por medio de juegos, concursos y bailes logran que estos se olviden de sus problemas por unos instantes.
En Medellín hay varios grupos de voluntarios, con o sin ánimo de lucro, que visitan estas fundaciones durante el año, la mayoría de estos son jóvenes y lo hacen por gusto, mientras que otros lo utilizan como un medio para conocer a otras personas.
La mayoría de estos no recibe ayudas del gobierno y se ven en la obligación de sobrevivir por medio de donaciones de terceros o de diferentes actividades que son propuestas con el fin de recoger recursos para ayudar a los que más lo necesitan.
Los grupos de voluntariado además de socorrer a gran cantidad de personas necesitadas, aportan en el crecimiento del país, pues un estudio del Instituto Rosarista de Acción Social (Seres) de la Universidad del Rosario reveló que el PIB de Colombia crece gracias al voluntariado. (Para leer más ingrese a estudio Universidad del Rosario)
Las pensiones se han convertido en un verdadero problema para los ancianos de nuestro país.
Voluntario no, amigo
Son muchos los casos en los que los jóvenes voluntarios se convierten en grandes amigos de los adultos mayores que habitan en estas fundaciones, pues estos ancianos ven a estos como medio para contar sus historias y problemas.
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William Echavarría hace 14 años fue abandonado en la Fundación El Hogar del Desvalido, desde eso no sabe nada de su familia
“La presencia de estos jóvenes lo alegra a uno, muchos de ellos son mis amigos, les cuento todas mis historias pero es triste cuando se van, uno se siente vacío” Afirmó,William Echavarría, uno de los habitantes de la Fundación El Hogar del desvalido.
Don William lleva más de 14 años viviendo en la Fundación El Hogar del Desvalido, durante todo este tiempo ha construido varias amistades con algunos voluntarios que van a ayudar en este lugar. Incluso considera que muchos de estos jóvenes hacen parte de su familia, “yo a estos pelados los veo como mis hijitos, ellos vienen, me hablan y me entretienen, pero es triste que me quieran más que mi familia”.
El vínculo que se crea entre el voluntario y el anciano es tan grande, que muchos de ellos optan por “adoptar” a los ancianos, donde por medio de donaciones materiales como pañales, comida y ropa, además de dinero, buscan mejorar la calidad de vida de estas personas.
Para Santiago Charry, uno de los voluntarios de la organización social Seres, ayudar a los ancianos lo hace crecer como persona, incluso lo ayuda a crear vínculos con algunos de los ancianos, “a mí me encanta venir y ayudar, con varios de ellos uno crea lazos de amistad, son personas que lo necesitan a uno y cómo no ayudarles”.
Estas son algunas imágenes de las visitas que realiza la organización social Seres a la Fundación El Hogar del Desvalido
A pesar de que existen varios grupos de voluntarios que socorren a los ancianos en el país y en el mundo, la mayoría de los voluntariados prefieren ayudar a niños y animales, ya que en ocasiones los adultos mayores tienden a ser rechazados por todos los problemas que trae la vejez.
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