Jueves de Aguapaneliar
Todos los jueves se reúnen en las calles del centro de Medellín jóvenes voluntarios de la fundación Maki Waylluna y habitantes de calle, los primeros para repartir agua de panela con pan; los segundos, para olvidar por un momento su condición con algo de comida y compañía.
Por: Laura Medina
James Estiven Alzate
Medellín, 9 de noviembre de 2016
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Fotografía tomada a los aguapaneleros voluntarios del jueves 3 de noviembre de 2016, antes de comenzar el recorrido.
Tratar un fenómeno como los habitantes de calle que hasta hace muchos años se escondía en las ollas o plazas de vicio, se hace tan complejo por los múltiples orígenes de la problemática al igual que sus múltiples consecuencias. Esta tarea de todos, ha quedado en manos de unos pocos.
La problemática de habitantes de calle en Medellín, según Luis Bernardo Vélez, Secretario de Inclusión Social y de Familia de la Alcaldía de Medellín, radica en cuatro puntos: adicción a sustancias sicoactivas, violencia intrafamiliar, violencia sexual y conflicto intraurbano. También, dicen desde la misma entidad, que en la ciudad hay 3250 habitantes de calle y en la administración pasada, Aníbal Gaviria Correa, invirtió 75.000 millones de pesos en la problemática, dinero que fue insuficiente. Para este cuatrienio aún es incierto el presupuesto, sin embargo, desde la Alcaldía apuestan por programas menos coercitivos con los habitantes de calle y más integrales socialmente.
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En el último Censo realizado por la Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Centros de estudio de Opinión (CEO), para la Alcaldía de Medellín en el 2009, se identifican dos grandes grupos:
Habitante de la calle: Es la persona de cualquier edad, que generalmente, ha roto en forma definitiva los vínculos con su familia y hace de la calle su espacio permanente de vida.
Habitante en la calle: Es la persona de cualquier edad, que hace de la calle el escenario propio para su supervivencia y la de su familia, alternando la casa, la escuela y el trabajo en la calle, generalmente se observan ejerciendo la mendicidad, en espectáculos circenses, ventas ambulantes, en labores de reciclaje o ejerciendo la prostitución en los principales corredores económicos de la ciudad de Medellín, entre otras actividades propias de esta población. Es importante resaltar que ellos cuentan con un lugar donde llegar: la casa de su familia, la habitación de una residencia o un pequeño hotel.
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Causa y efectos
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Pedro Pablo encendiendo su pipa, imagen recurrente en los recorridos realizados por los Aguapaneleros Medellín. Fotografía tomada en la Avenida de Greif, Prado Centro. Cortesía Visor, agosto de 2016.
La comuna 10 de Medellín conformada por 17 barrios y 3 áreas institucionales, es decir, el centro de la ciudad, es el foco de los habitantes de calle; allí, en los barrios La Candelaria, Prado Centro y Avenida de Greiff se agrupan los seres humanos que por diferentes circunstancias han terminado adueñándose del espacio público.
Algunas de las causas, desde el punto de vista de los habitantes de calle, para no someterse a procesos de rehabilitación son: Los programas ofrecidos por los centros de rehabilitación carecen de cupos con respecto a la cantidad de habitantes de calle. El microtráfico de sustancias sicoactivas tanto en sus categorías de consumidores como expendedores dificulta el ingreso a los programas. La consideración de un problema generalizado en los habitantes de calle y no el análisis de las problemáticas individuales. La creencia colectiva dentro de los habitantes de calle al creer que después de su rehabilitación, la sociedad no los aceptará en sus ciclos cotidianos y por ello tendrían que regresar a su realidad actual.
[Video 1 Poner a Martha Elena Correa]
Por otro lado, las consecuencias de que los habitantes de calle no se acojan a los procesos diseñados desde la Alcaldía también son múltiples, entre ellas: Estabilidad o aumento en la problemática de habitantes de calle en la ciudad (tasas de aumento o disminución. Invasión de espacios públicos por parte de los habitantes de calle e intervención de las autoridades en desalojos. Incremento en delitos menores.
Esto lleva a concluir que el problema requiere de una intervención individual, pues las variables de casos son infinitas y las discusiones jurídicas pueden ser tan complejas que la última palabra la tendrían las altas cortes en procesos que llevarían demasiado tiempo.
[Video 2 Poner a Martha Elena Correa]
Programas desde la Alcaldía de Medellín
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Fotografía tomada a un habitante de calle en Centro Día 2, Prado Centro. Allí también se observan las condiciones en que viven las personas que se acogen a estos programas brindados por la Alcaldía de Medellín. Abril 20 de 2016.
¿Considera usted que el Estado es quien debe encargarse de los habitantes de calle?
Ante la imposibilidad de ser obligados a vincularse a procesos de rehabilitación por parte del Estado, las estrategias para que los habitantes de calle ingresen a estos programas cada vez se hacen más amplias, y en compañía de entidades gubernamentales y no gubernamentales, fundaciones e iglesia católica, los resultados se han visto en lo corrido del año.
Algunos de los programas planteados desde la Alcaldía son: Somos Gente, que consiste en atención, prevención, resocialización y rehabilitación de los habitantes de calle. También está el programa Volver a Casa que busca la inclusión laboral y familiar por medio de redes sociales. Además están los Centro Día (centros de atención básica al habitante de calle) y las Granjas Agrícolas las cuales se articulan a los Mercados Campesinos. En todas las líneas se contempla una atención integral al habitante de calle, no obstante, dicen desde la fundación Maki Waylluna, alguna medidas como suspender abruptamente el consumo de sustancias sicoactivas o la falta de afecto por parte de los funcionarios hacia los beneficiados, hace que en algunos casos los programas no funcionen.
Perspectiva desde el voluntario
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Voluntarios de Aguapaneleros Medellín, Avenida de Greif. Jueves 27 de Octubre 2016.
Los voluntarios que llegan todos los jueves a repartir agua de panela con pan, provienen de diferentes estratos socioeconómicos y realidades de vida, pero su función es la misma, trabajar con personas en situación de calle teniéndolos en cuenta como personas. Además, son los encargados de visibilizar una problemática que según ellos, es la sociedad la que ha sido causante y sin embargo, no reconoce su responsabilidad, los estigmatiza y los excluye.
Giovanni Pérez Ortega, María Alejandra García Jaramillo y Lizeth Yuliana Sepúlveda Atehortúa, en su artículo La motivación en los voluntarios: Una aplicación del inventario de funciones al caso Colombia, destacan las siguientes categorías como rasgos de quienes se dedican a esta actividad:
“Valores: Expresar o actuar en valores importantes como el humanitarismo.
Comprensión: Aprender más sobre el mundo o las habilidades que son utilizadas.
Mejora: Se puede crecer y desarrollarse psicológicamente, a través de actividades de voluntariado.
Carrera: Desarrollar la carrera a través de experiencias relacionadas con el voluntariado.
Social: Fortalecer sus relaciones sociales.
Protección: Reducir los sentimientos negativos, como la culpa, o para hacer frente a problemas personales”
Además, concluyen: El voluntariado es una mejora continua tanto de quienes se ven beneficiados como de los que benefician (voluntarios), estos últimos siempre buscan un auto-desarrollo a través de una práctica continua, desinteresada y responsable.
El auto-desarrollo se da en estas dimensiones: Oportunidad de nuevos conocimientos. Fortalecimiento de relaciones sociales. Adquisición de experiencia profesional. Reducción de pensamientos negativos y de culpa. Crecimiento sicológico.
Los autores se plantean seis posibles hipótesis que combinadas con la categoría auto-desarrollo arrojan unas conclusiones sobre el voluntariado en Colombia.