Luchar sin dejar de soñar
Esta es la historia de Astrid, una madre que ha tenido que luchar contra una adversidad que enfrenta junto a Emanuel, su hijo, de la mano de una organización que se preocupa por los sueños de los niños.
Por: Arturo González, Sofía López y Mariana Gutiérrez
Medellín, 9 de noviembre de 2016
Astrid Elena y su hijo Emanuel.
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Astrid Arboleda es la madre de Juan David, Mateo y Emanuel. Ella, como muchas otras mujeres de Medellín, se levanta cada día a trabajar para conseguir el sustento de sus hijos que tienen 17, 13 y nueve, respectivamente.
En la noche, cuando llega de laborar, sigue en sus tareas de mamá. Atiende a sus hijos, comparte un rato con ellos y les ayuda a los menores en las obligaciones escolares. Hasta el momento, la historia de Astrid no es distinta a la de muchas otras mujeres, sin embargo, hay algo diferente en esta historia, Emanuel, su hijo menor, padece leucemia.
Su enfermedad comenzó, a los cinco años, con un dolor en las rodillas, algo a lo que Astrid le prestó atención e inmediatamente lo llevó al médico. En su EPS, le dijeron que el dolor de Emanuel era algo normal que ocurría en la etapa de crecimiento y le recetaron Acetaminofén. Al mes, el menor le manifestó a su mamá que sus rodillas aún no mejoraban y que todo el tiempo sentía cansancio en su cuerpo. De nuevo, Astrid fue a la entidad médica para que revisaran a su hijo, obteniendo como respuesta que los síntomas del menor eran completamente normales y que lo más probable es que le estuviera dando un virus.
Al segundo mes, a Emanuel le brotó un hongo en una de sus mejillas, el cual, se fue esparciendo por el lado derecho de su rostro, supurándole materia. Angustiada, Astrid regresó a la EPS, pero nuevamente le dijeron que no tenía por qué preocuparse y le recetaron una crema.
Al tercer mes, el niño no mejoraba y su estómago se comenzó a hinchar, en ese momento, Astrid pidió otra cita médica en la que una doctora, finalmente, le envió unos exámenes para revisar al menor y le dijo que no entendía por qué la EPS no se había alarmado antes.
Los primeros exámenes de sangre de Emanuel no salieron bien, de inmediato, la doctora hizo una orden para repetirlos, dando como resultado que sus plaquetas estaban muy bajas y lo remitieron a Pediatría.
La fecha de la cita pediátrica era muy lejana, por lo que Astrid, atemorizada, buscó la forma de intentar acelerar el proceso, hasta que dio con su jefe, quien le propuso contactar a una pediatra, hija de una persona cercana a la institución en la que ellos trabajan.
La pediatra, amablemente atendió en su casa a Emanuel e hizo una orden para que el niño fuera atendido en un hospital de la ciudad, donde le hicieron más exámenes para conocer el estado del pequeño, donde los resultados arrojaron que Emanuel tenía leucemia.
Comenzaron los tratamientos y siguieron adelantando los procesos para superar la enfermedad del niño, sin embargo, lamentablemente Astrid tuvo algunos inconvenientes económicos, sumados a los problemas emocionales que traían la condición de Emanuel para él y su familia.
Un día, por medio del Patronato de María Auxiliadora, Astrid se enteró de la organización Soñar Despierto, a la que llevó toda la documentación necesaria de Emanuel para que le ayudaran con el tratamiento de su hijo. Después de que la organización revisara el historial del niño, la llamaron para que se presentara en el Jardín Botánico porque querían conocer más de la situación de Emanuel.
Entre citas y entrevistas, Soñar Despierto quería acercarse al menor para comprender mejor su historia. En ese lapso de tiempo, Astrid hizo contactos dentro de la organización que comenzaron a velar por el bienestar emocional de su hijo.
Emanuel, siempre ha tenido la idea en su cabeza de ser bombero, por lo cual, la organización asignó una visita con la Estación de Bomberos de Medellín, en dónde le tenían el uniforme y todos los artículos necesarios para que se sintiera como parte de este escuadrón. La experiencia fue gratificante para la madre al principio, pero infortunadamente, su hijo no disfrutó mucho porque estaba en crisis. Emanuel había recaído en la enfermedad.
Poco después, algunos voluntarios decidieron que el sueño de Emanuel no podía quedar así, por lo cual, le hicieron la invitación de ir al Club de Ejecutivos de Medellín con él, su madre y un primito. De esta forma, el pequeño podría entrar en confianza y no se sentiría abrumado o coaccionado. Fue así como, después de pasar una tarde agradable, los voluntarios llevaron a sus invitados a la Estación de Bomberos, en donde ahora todo era diferente. Emanuel disfrutó mucho más, estaba alegre, interactuó con los bomberos, se tomó fotos y hasta se montó en el carro de bomberos. Esta vez, el sueño del niño había sido cumplido satisfactoriamente.
Según Astrid, Soñar Despierto ha sido algo demasiado grande y agradece a Dios por haber puesto voluntarios con un corazón tan grande en su camino, o como ella los llama, “angelitos en la tierra”.
Lo que más valora, es que estas personas hayan aparecido en momentos de tanta dificultad, especialmente emocional. Siente que es gratificante el hecho de que personas ajenas de su situación, hayan estado tan comprometidas.
Astrid, dice que dentro de sus oraciones incluye a los voluntarios que han estado con Emanuel en todo momento, dando gracias a Dios por enviárselos para alivianar una experiencia que, sin su colaboración, hubiese sido algo muy difícil de llevar.
Emanuel Maldonado en el carro de los bomberos de Medellín.
Foto cortesía de Soñar Despierto.
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Emanuel cumpliendo su sueño en la Estación de Bomberos de Medellín. Foto cortesía de Soñar Despierto.